Ya más de una semana aquí de vuelta en el Perú.
El viaje como amenace por mail, me lo hice como las Grecas. Y es que eso de Baileys gratis en la sala Vip debieran de prohibirlo… Aunque así se me paso el viaje: sin enterarme.
El aterrizaje (en la ciudad, no el del vuelo que ni sentí) ha ido paulatino en estos días. La ventaja de que haber venido a una ciudad que ya había estado es que, aunque hay cosas que me siguen chocando, no es el golpe de algo totalmente nuevo.
Lo primero eso si la humedad. La otra vez me vine en el “invierno” de aquí, pero ahora, con temperaturas más altas, lo de humedad ha sido una bofetada en toda regla. Y lo digo después de haber vivido un año en Valencia y dos y medio en Canarias (por si alguien me acusa de ser de Madrid y de secano)
Otro detalle es el del trafico… Eso sí que no hay manera de fumárselo…. Un auténtico infierno. Os hacéis idea de las típicas imágenes de atascos caóticos en El Cairo o Nueva Deli?. Pues esto es lo mismo…. En muchos de los casos es pura incivilización de la gente, y en otros es la demostración de estar a siglos del primer mundo. Se mezcla la falta de infraestructuras decentes con que, cuando un cruce está regulado por “cedas” y “stops”, la gente no respete nada. O el que no haya transporte publico…. Como muestra la foto de la entrada. “Eso” son los “autobuses” de aquí. No hay una líneas de transporte determinadas, ni paradas. La combi (así se llaman) se para en cualquier lado y hay un señor gritando el destino para que la gente se suba. No hay paradas establecidas. Si te quieres subir en cualquier punto de la calle: levantas la mano, se para y te subes… Y si la combi se tiene que cruzar 4 carriles para recoger a alguien… Pues se hace….. Y como de estas hay un millón por todos lados… Resulta que todo colapsa…. Que porque nos las quitan? Pues… Trabaja mucha gente con ellas aunque sea con un sueldo mínimo, muchas pertenecen a militares o ex militares que las explotan como complemento al sueldo, porque se soborna a los responsables para que den las “concesiones”. Todo lo anterior se traduce en que cualquier desplazamiento por la ciudad si o si lleva diez veces más de lo que sería necesario si hubiera el tráfico de un lugar medianamente normal…
La ventaja es que lo del tráfico de momento me lo salto. Vivo, reloj en mano, a 4 minutos andando del trabajo. Eso es un lujo que jamás había tenido, y que debiera de sentir todo el mundo alguna vez en la vida. Ahí se ve la cantidad de tiempo el día y durante la semana que perdemos en desplazarnos… y la de vida que se recupera cuando se puede estar así de cerca.
Por lo demás lo dicho. Aterrizando poco a poco. Como me he incorporado a la rutina nada más llegar, no lo estoy sufriendo tanto. Trabajo conocido, técnicas parecidas, compañeros con los que ya estuve…. Ayuda a que el golpe no esté siendo taaaaan duro. Eso y el gym. Eterno comodín allá donde he estado, las vueltas a las clases de Body Pump después de tanto tiempo hacen que pienses más en las agujetas por todo el cuerpo que en si estas en Lima o cualquier otro sitio.
Besos&abrazos