sábado, 10 de enero de 2015

Los Amantes Pasajeros

Buenas tardes a tod@s:
Vuelta al cole y vuelta a la rutina. Aunque aquí sea verano, los colegios estén cerrados y no te tengas que pasar una vida en los atascos yendo al trabajo, para mi enero significa un nuevo viaje de ida a Chile (o será vuelta; a estas alturas ya no lo sé) y un nuevo aniversario de estancia. Y va el tercero. Ya tres años desde que cruce el charco y medio planeta.
Claro que también significa que he estado en casa y que he podido disfrutar de familia, amigos y Madrid.
Aunque lo primero, antes de todo, es disculparme. Intento hacerlo lo mejor que puedo, pero es imposible. No me alcanza para a todos vosotros veros y tomar siquiera un café. En muchos casos me preguntáis “y cuando te vuelvo a ver?”, y no respondo por vergüenza que ese ha sido todo el tiempo que he podido dedicar a una persona. Siempre me recuerda a las citas rápidas, en las que vas cambiando de invitado cada 10 min con un toque de campana. También reconozco que en muchos casos hago las cosas con cargo de conciencia, porque sé que mientras hago algo que no sea visitar estoy perdiendo la oportunidad de estar un rato con vosotros.
En cualquier caso el viaje fantástico. Carga las pilas y te hace ver una vez más que por muy bien que uno pueda estar aquí, mi sitio y mi hogar es Madrid.
Una advertencia que debieran de hacer en estos viajes es que dañan seriamente tu figura. Aperitivo, comida y cena a base de comida tradicional hace que en el aeropuerto le pesen a uno en vez de a las maletas. En cualquier caso merece la pena. Valorar un plato de bravas solo se hace cuando uno vive fuera…..
Otro detalle es que después del recuerdo que tenia del año pasado, este he visto a la ciudad un poco menos triste. Me explico: algún comercio más, algunas personas más con bolsas… Algo más de alegría vamos. No es que sea mucho, pero al menos la sensación ahí está. También es verdad que con uno de los grupos de la escuela que veo más de tanto en tanto, uno de los compañeros estaba de amo de casa y otro  había cambiado el casco por un taxi. En fin….
Aquí las cosas tal y como se dejaron. Y encima con el verano encima es como Madrid en agosto: todo parado. La única cosa es que hoy domingo hemos despedido ya a Elisa, que se marcha a vivir definitivo a Brasil. Cosas como esta te recuerdan que esto que se construye aquí tiene pies de barro. Cuesta mucho levantarlo y en cambio es muy fácil que se deshaga. Sé que debe ser así. De hecho hace ya 3 años pensé que mi vida en Madrid era para siempre, y ahora estoy aquí. Es justo lo del asunto del mail: amantes, en este caso familia, pasajeros.
Pues nada chic@s, volver a disculparme por no haber podido ver o llamar a todos, pero es que hasta que no inventen los clones no tendrá solución.

Besos&abrazos