sábado, 18 de octubre de 2014

Tarta de fresas con nata

Buenas noches:
Si con algún sabor tengo que asociar mi cumpleaños es con el de las fresas con nata. Mi hermana y yo cumplimos con solo dos días de diferencia, y aunque lo normal para no castigar el hígado demasiado es que los cumpleaños se celebren a la vez, como le explicas eso a un niño pequeño. Pequeño y caprichoso, que siempre lo fui un rato. Una vez por Madrid, en el Nebraska, tenían en el escaparate tartas enormes de fresa con nata. Pataleé todo lo que quise y más hasta conseguir que para la segunda celebración, la mía, la tarta fuera aquella. No creo que hiciéramos muchas más celebraciones por separado, ya que la razón se impuso y con una sola mega cena y una tarta (aunque siempre velas separadas), valía.
Pero los tres últimos años he vuelto a celebrar mi cumpleaños solo. Mañana, no podré dar un beso a mi hermana. Dentro de una semana cuando ellos se reúnan y yo celebre aquí será por separado, como quería cuando era pequeño, y como ahora reniego con todas mis fuerzas. Daria muchas tartas como aquella por poder volver a soplar las velas junto a ella.
Por encima de la morriña al hogar lo está a las personas, y sigo sin poder entender como el destino me ha puesto tan lejos de lo que quiero con toda mi alma, hasta el punto de doler. Una vez más, y van tres, mi deseo será que sea el último que tengamos que felicitarnos por teléfono. Que sea el último en el que solo pueda poner dinero y no ir a comprar tu regalo. El último en el que no pueda verte llegar desde la cocina con la tarta en manos y empezando el cumpleaños feliz.
Sé que estará en una situación parecida. Preguntando en que momento el dado nos ha llevado a la casilla equivocada, y nos ha convertido en personajes de Skype, en hermanos de Whatsapp.

Felicidades Tata. Mañana no podre decirtelo el primero, pero cuando aquí todavía no es mañana, pero ya si es tu cumpleaños allá donde nacimos, te deseo con todo mi corazón lo mejor. Hoy, mañana y siempre.

Esta vez no son besos para todos.


Es un beso para ti

La paja en el ojo ajeno

Buenos días a tod@s:
En estos últimos días, una vez más, España ha estado saliendo a toda plana en los telediarios de aquí. De aquí y de todo el mundo. Ya sabéis que uno de los deportes preferidos de todo español que sale fuera es criticar todo (todo) lo del país extranjero en el que está. Y eso se agudiza cuando uno es inmigrante. Pero últimamente, día tras día, cuando lo único que oyes de casa es el tema del ebola o de las tarjetas de crédito de Bankia, se te cae el alma a los pies. Con que cara puede uno decir nada de la sanidad de Chile cuando se ha gestionado y tratado el ebola en España con semejante ineficacia?? Todos tenemos en la cabeza cien películas de virus mortales. Y en todas esta la típica escena de paciente cero que hace vida normal hasta que muere, ha contagiado a mucha gente, que van saliendo en otras escenas contagiando aun a más gente. Yo no estoy de acuerdo con el imbécil (que no hay otra palabra) del consejero de sanidad. Pero lo de imaginarme a la pobre enfermera depilándose y pasando el virus a las esteticien es más que fácil. Demos gracias que el virus es si, aunque mortal, no es tan fácilmente contagioso…. Esa chica debía de haber pasado 21 días en el hospital vigilada antes de irse a su casa. Nada de “llamadas de teléfono” (que no la hicieron) para ver que tal esta. Madre tenemos todos. El colmo fue ver la rueda de prensa de la ministra (por decir algo) después. De vergüenza.
De las tarjetas también es para hablar. De eso me sorprende como nadie hasta ahora había dimitido o sido destituido por gestionar nefastamente una entidad, y hacer que el 3% de toda la riqueza del país (sin contar intereses del pago del crédito) haya tenido que ir a rescatarla, y como han sido fulminados por gastar entre todos 15 millones. 15 millones frente a los más de 29.000 millones que ha costado el rescate. Supongo que ahí funciona el espíritu español: por gestionar mal no pasa nada, pero eso de gastarte en juergas cuando uno no puede… eso sí que calienta los ánimos.

Como podéis apreciar por mi mail la indignación ha llegado más allá de las fronteras. Supongo que no somos tan “emprendedores” y lo mismo resulta que también nos cabrea que se gasten esas fortunas con tarjetas de crédito y uno tenga que buscarse las habichuelas tan lejos.

En clave más ligera (poco más) contaros que Joe estuvo malito, bastante malito, y una vez más toco descubrir los vericuetos de la sanidad aquí. Como por ejemplo que un hospital cuesta una fortuna, y más vale tener salud de hierro. Porque por mucho seguro que tengas no te cubre el 100%, y una semana en la clínica puede salir fácilmente por 2500€. Es cuando aprecias lo que has perdido y nos quieren quitar: el que cuando estés malo no te tengas que preocupar de que te hagan una prueba y no puedas pagarla. Porque os informo que si un avalista no se hace responsable de tu deuda, directamente ni te hospitalizan. Da igual que ya hayan visto que tienes neumonía: te mandan a casa…… En fin, a callar la boca y releamos el párrafo anterior.

Por otro lado queda muy poco para Navidad. O al menos esa es ya la sensación que hay. Porque entre unas cosas y otras de aquí a que vaya ya están todos los fines de semana con actividades. Incluyendo el próximo finde ni cumple, un viaje a Baires y una estancia de relax en una casa frente al mar. A la que me descuide os estoy dando la lata en directo. Del cumple no creo que sea un fiestón, sino una reunión con el grupo para un asadito y listo. De eso habrá fotos (prometo).


Besos&abrazos